1. Contar con proyecciones que brinden claridad sobre lo que podría pasar a futuro ante el movimiento de las variables.

Tener proyecciones precisas sobre el comportamiento del capital y el requerimiento de capital de solvencia, así como contar con sensibilidades sobre los supuestos actuariales, económicos y financieros, es de suma importancia para prevenir posibles necesidades futuras de capital y tomar decisiones sobre productos, precios, e implementar acciones a tiempo que contribuyan a optimizar la administración.

2. Controlar el crecimiento de los pasivos, actualizando las metodologías y los supuestos actuariales para reflejar de manera realista el comportamiento de la cartera

La actualización de metodologías de reservas y los supuestos actuariales permite asegurarse de que los pasivos realmente reflejen el perfil de riesgos de la compañía,  optimizando los recursos destinados a estos rubros.

3. Asegurarse de tener el mejor calce de activos, que no solo se ajusten a la duración de los pasivos sino al patrón de pago de las obligaciones a través de los años

El contar con un proceso continuo y óptimo de calce de activos a los pasivos es crucial para controlar de mejor manera la volatilidad y los efectos que tienen los cambios en las tasas de interés.

4. Estar atento a los cambios en supuestos

En este contexto también es muy relevante tener el ojo puesto en la validez de los supuestos, siniestralidad, caducidad (conservación de pólizas), gastos de adquisición, etc., lo cual permite visualizar su tendencia y saber las causas de su comportamiento, así como tomar acciones que contribuyan a mejorar el desempeño.